20/5/10

Sobre un teclado laosiano I

Sobrescribiendo. Disculpen las molestias ortográficas propias de un teclado incompleto, las imágenes de mi turbia compacta y las exageradas bajadas de resolución... Me reservo lo mejor para el "directo".

Día 120:

No tomar con demasiado cariño a la población, respeta la religión, no robes, no te excedas con sus drogas y para mí el más importante en la actualidad: La cámara de fotos no es una ametralladora con la que puedes disparar a quien te plazca, en el momento que te convenga. Es muy fácil: la utilizas como te gustaría que lo hicieran contigo. Viajeros: ¡educación por favor!

Laos es un país muy bonito, muy verde y (sobre todo por el norte) muy montañoso. Lo que complica bastante el viaje, ya que al contrario de Tailandia, estos no han construido un túnel o puente, para ahorrarse una curva, en su vida, a no ser para cruzar un río.

Sus gentes, como por esta zona (menos en Vietnam) muy agradables y sonrientes, aunque quizá no tanto como Tailandia.



Siempre tienes la duda de si los niños van al colegio, siempre ves muchos que andan por ahí, cortando maleza, limpiando, trabajando en tiendas, vendiendo por la calle, jugando o bañándose en un río.



Los mayores son muy aficionados a la petanca y los más pequeños tienen la suya propia, lanzando sus chanclas sobre unas gomas.



Sorprende ver lo habitual que es llevar un quitasol en la bici, andando, en la moto e incluso conduciendo. Acompañado de guantes y todo lo más tapado posible, para cubrirse del sol.

La religión budista es particular y mayoritaria por esta zona de Asia. Los padres envían a algunos niños a algún templo, donde tienen la oportunidad de estudiar, de tener una rutina de trabajo, pero sin estresarse. Eso si se levantan a las cuatro de la madrugada y después de sus rezos y meditación, se acercan a la ciudad, donde nativos y guiris les ofrendan la comida.







Y esta es la que me ofrendo yo.


Casi todo Laos, aunque sobre todo el norte, esta muy influenciado por China: Una lata de té frío y la pizarra de una estación de autobuses.

Otra variedad de “tuk, tuk”.

Un moderno y cuco, bus con camas.

Podéis observar la dificultad de adivinar los billetes. En la parte superior uno de 500 kipes (el billete mas bajo) y en la parte inferior uno de 1.000 kipes.

Una mariposa, que se “disfraza” de serpiente.

Y el producto estrella, aguardiente de arroz, macerado en serpiente o escorpión.


Este “parque de atracciones” del alcohol, está diseñado para que cientos de personas, tenga la posibilidad de beber barato hasta reventar, fuera o dentro del río, navegando con flotadores de bar en bar (incluyendo mesas dentro del agua) y con “cacharricos” como toboganes, tirolinas o cuerdas, para lanzarte al agua y acelerar tu estado de embriaguez.

Y el que puede ver, podrá admirar la naturaleza de este país, que es una maravilla.














Yo tuve la suerte de dormir muy cerca de ella. Aunque también comprobé su fuerza, al despertarme en plena noche (un chaparrón de varias horas) con el agua que caía sobre mi frente.

Bellas y curiosas plantas, frutos y animales.







Y un grupo de música tradicional, con bajo, percusión, una batería de piel (con pelo) y baquetas de bambú y una pequeña guitarra eléctrica de tres cuerdas, fabricada a mano.

Preparándose para tocar en marcha y de camino a una caverna, para una celebración religiosa. Qué tendrán las cavernas y las cuevas que atraen la música…